febrero 20, 2010

Entre el mundo espiritual y el cielo

Los cristales y gemas han sido usados durante miles de años como adornos físicos y también para decorar, sanar, proteger y celebrar rituales mágicos y ceremonias religiosas. Son los especímenes más estables y organizados de la materia en el mundo natural y representan el estado de menor entropía (desorden) posible. Todas las estructuras cristalinas están formadas por átomos ordenados tridimensionalmente y siguiendo una secuencia matemáticamente precisa. Esta estructura de cristalización confiere un alto nivel de estabilidad. También da a los cristales sus colores únicos, dureza y propiedades físicas, geométricas y sutiles.
Tienen una asombrosa capacidad de absorber, almacenar, reflejar e irradiar luz en forma de campos inteligentes de energía estable que incrementan el flujo de fuerza vital en los cuerpos físicos y sutil.
Aplicando esta energía estable o resonancia cristalina, de manera coherente y enfocada a los sistemas de energía disfuncional se les devuelve la estabilidad y el equilibrio.
Los cristales nacieron del útero de la Madre Tierra, los que les da su aura única de magia y misterio. Nunca pierden su brillo, color y belleza y en muchas de las antiguas civilizaciones esto los alineaba con el espíritu y con el cielo.
Los cristales se mencionan muchas veces en la Biblia y en los círculos metafísicos se cree que ciertos cristales están sintonizados de manera natural con el reino angélico. Dicho alineamiento se debe a su color, a su apariencia angélica o a su nombre, como angelita o celestita. También puede deberse a su alto nivel de resonancia, que sintoniza de manera natural a quien los lleva  con los reinos espirituales más elevados.
(Gemoterapia)

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