febrero 07, 2010

Las gemas: sus colores y consistencia

De acuerdo al impacto de luz sobre las gemas, se las puede clasificar de la siguiente manera con respecto a su color:
Alocromáticas: cuyas tonalidades se deben a la presencia de impurezas que no conforman su parte esencial y que pueden variar su color dependiendo de la cantidad de estas impurezas. Suelen ser metales (cobre, manganeso y hierro).
Idiocromáticas: que deben su coloración a elementos que forman parte esencial de su composición.
Pseudocromáticas: cuya tonalidad proviene de su estructura física.
En relación a su consistencia (grado de dureza), puede medirse utilizando la Escala de Mohs. Esta escala que va del 1 al 10, permite determinar el grado de dureza de un mineral. Es muy utilizada en geología.
El grado de dureza 1 le corresponde al talco, mientras que el puesto 10 se encuentra ocupado por el diamante, el mineral natural más duro de todos los conocidos. A su vez para caracterizar a una gema también se tienen en cuenta: la composición química, el índice de refracción, la tenacidad, la densidad, la textura, la gravedad específica, la fractura y el brillo.
Cuando una gema se distingue de las otras por su belleza, su rareza y su dureza, suele calificarse como piedra preciosa. Cuanto mayor sea el grado de dureza, más resistente será la piedra y por lo tanto, mejor que las demás.
Su color, su brillo o su grado de transparencia determinan su grado de belleza. Suele considerarse que las piedras preciosas son solamente cuatro: la esmeralda (verde), el diamante (blanco), el rubí (rojo) y el zafiro (azul).

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