febrero 05, 2010

La corteza terrestre

La Tierra empezó siendo una nube de gas girando de la que se creó un denso cuenco de polvo. Este se contrajo para formar una bola fundida y muy caliente. Gradualmente, a lo largo de eones, una delgada capa de este material fundido, el magma, se fue enfriando y formó la corteza o manto de la Tierra. La corteza terrestre tiene aproximadamente el mismo grosor relativo que la piel de una manzana con respecto a la totalidad del fruto. Dentro de esta corteza el magma fundido, caliente y rico en minerales, sigue hirviendo y burbujeando y nuevos cristales se van formando.
Algunos cristales, como el cuarzo, surgen de los gases y minerales incandescentes fundidos en el centro de la Tierra. Cuando están en ebullición se elevan hacia la superficie impulsados por tensiones causadas por el movimiento de enormes placas tectónicas en la superficie terráquea. A medida que los gases penetran la corteza y se encuentran con la roca sólida, se van enfriando y solidificando: un proceso que puede tomar eones o puede ser rápido y vertiginoso.
Si el proceso es relativamente lento o si el cristal crece en una burbuja de gas, los cristales resultantes pueden ser de mayor tamaño. Si el proceso es rápido, los cristales serán pequeños. Si el proceso se detiene y vuelve a empezar, se pueden producir efectos como cristales fantasmas. Si el proceso es excepcionalmente rápido, en lugar de formarse cristales se formará una sustancia parecida al cristal, como la obsidiana. Los cristales como la aventurina se crean a altas temperaturas a partir del magma líquido. otros, como el topacio y la turmalina, se forman cuando los gases penetran en las rocas próximas. El granate se forma en los profundo de la Tierra, cuando los minerales se funden y recristalizan bajo intensas presiones y grandes calores. Aún hay otras formas que surgen cuando el magma se enfría como para que el vapor se pueda condensar hasta formar un líquido. La solución resultante, rica en minerales, produce cristales como la aragonita y la kunzita. Cuando penetra en las fisuras de las rocas próximas, la solución se enfría lentamente y es capaz de crear grandes cristales y geodas como la calcedonia y la amatista.
La calcita y otros cristales sedimentarios se forman por un proceso de erosión. Las rocas se rompen y el agua con mineral que gotea a través de ellas, o que es transportada por ríos, va depositando este material, formando nuevos cristales o bien se cementan. Estos cristales suelen estar distribuidos por capas sobre una base de roca y tienden a tener una textura más suave. Frecuentemente, los cristales se encuentran adosados al lecho de roca donde se formaron o cementados en un conglomerado. Este lecho de roca recibe el nombre de matriz. (La Biblia de los Cristales).

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